Desde primera hora los estudiantes del curso laboral y taller de cocina se encuentran horneando, amasando y decorando queques y galletas, todo esto bajo la atenta mirada de la profesora Carolina Arriagada. Mientras revisa el correcto uso del equipo por parte de los estudiantes, comenta: “Es grato trabajar con ellos, tienen muy buena disposición y siempre quieren aprender más”.
Lo mencionado refleja la dinámica que se desarrolla en Escuela Especial Valle Andino, institución de la red municipal de Los Andes, que se preocupa de entregar una educación integral considerando los distintos retos que deben enfrentar los alumnos de la mano del equipo que conforma el plantel.
Trabajando hacia la autovalencia
Crear instancias dónde los jóvenes puedan desarrollar sus habilidades en torno a labores como las que desempeña el taller de Coffee Break “Ternuritas” de Escuela Especial Valle Andino, o el lavado de autos, son parte importante del proyecto educativo que ofrece el establecimiento, la autovalencia es incentivada en todos los niveles con el fin de fortalecer el autoestima y lograr así una formación integral.
“Hay funciones básicas que hay que cubrir, esto es generar aseo personal, generar un hábito, es decir aprender a ducharse, lavarse, etc. Las tías cumplen una función muy cercana a lo que puede ser una mamá o figura de cuidado, pero siempre entregando herramientas para la autovalencia y autocuidado”, detalla Víctor Fernández, director de la escuela.
El juego, una potente herramienta
Lograr aprendizajes en el contexto de la educación especial, requiere de actividades de una naturaleza particular, es aquí donde las instancias lúdicas y el enseñar en términos concretos adquieren una real importancia.
“El juego está dirigido y tiene cierta intención. Hay que usar la espontaneidad del juego. Ejemplo: el niño empieza a mover un lápiz sobre la mesa y eso yo lo puedo transformar en una unidad de aprendizaje usando esa inquietud y viendo cómo aprovechar su creatividad”, afirma el director.