Valparaíso, julio de 2021.- Aunque las recientes lluvias en la Región de Valparaíso son muy bien recibidas, aún se está lejos de revertir el déficit de precipitaciones que afecta a la zona, que ya suma más de una década en sequía.
“No solo tenemos un déficit del 68% de agua caída, sino que también una fuerte baja en la acumulación de nieve, con una disminución del 84% respecto de su promedio histórico. El embalse Los Aromos tiene hoy 28% menos de volumen en comparación a igual fecha del año pasado, y en las últimas semanas, la cuarta sección del río Aconcagua -donde opera nuestra planta de producción de Concón- simplemente no tiene agua, lo que nos ha obligado a usar nuestras fuentes de respaldo, como el tranque La Luz, para mantener la continuidad del suministro”, detalló el gerente regional de Esval, Alejandro Salas.
Esta situación, agregó el ejecutivo, se da en todas las comunas donde la sanitaria presta el servicio, por lo que se continúa trabajando en medidas extraordinarias que permitan prepararse desde ya para la temporada de mayor demanda del recurso. “No podemos depender de las lluvias, porque no tenemos certeza de si serán suficientes. Por eso estamos trabajando en generar nuevos acuerdos con las Juntas de Vigilancia y regantes para reforzar la recarga del embalse Los Aromos, a través de una gestión integrada de la cuenca, potenciando nuestras fuentes subterráneas y avanzando en diversas obras para reforzar nuestros sistemas”, afirmó.
Salas agregó que el déficit hídrico sigue siendo un problema crítico para la región, por lo que es necesario extremar los esfuerzos. “El compromiso de todos es fundamental para enfrentar este complejo escenario, por eso, no sólo estamos en permanente coordinación con las autoridades, sino que reiteramos nuestro llamado a toda la comunidad a realizar un uso racional y responsable del recurso, porque cada gota cuenta”, subrayó.
En la última década, Esval ha destinado más de $100.000 millones para enfrentar la mega sequía. Las obras más relevantes que se concretarán este año, son la reversibilidad de la tubería de Aromos-Concón -que ya se encuentra en su fase final- y que permitirá aprovechar mejor los excedentes de invierno que se pierden en el mar; y la conducción Romeral, que transportará de manera más eficiente el agua desde pozos de la sanitaria en Llay Llay.